Carta a su hermana María del Pilar (17.junio.1903)

Rafaela María invita a su hermana Dolores, la M. María del Pilar, a contemplar a Jesús y a la Virgen en la cruz, y se fortalezca para asumir la situación difícil que le tocaba afrontar.

Mi querida hermana:

Ahora es tiempo de grandísima paciencia, y ¡qué rico de adquirir tesoros de aquellos que no los corroe el orín ni la polilla los consume! La carne se resiste porque no sabe estimar lo bueno, pero cuánto se alegrará al único digno de contentar,cuando con garbo se sufre algo de lo muchísimo que Él sufrió en la Pasión, siendo tan inocente, ¡que nosotros, a la corta o a la larga,siempre tenemos que expiar!

Sometámonos bien de lleno a la santísima voluntad, y cuando la nuestra se resista, porque nos duela la obra de Dios,recurramos a la vida de Cristo y de la Virgen, y sobre todo al pie de la cruz, y comparemos si nuestro dolor es semejante al de ellos.

Allí están, el Señor desnudo, lleno de llagas e insultado y despreciado por su mismo pueblo a quien tanto benefició, su Madre sola,desmparada, viendo aquella ruina ante sus ojos; y a pesar de eso, él pidiendo perdón con un amor entrañable por los que lo habían puesto en aquel estado; más que perdón, excusándolos, y ella, adoptándolo por hijos, y de verdad. Pues imitemos esstos modelos y sujetémonos a la poderosa mano de Dios con humildad, y santifiquémonnos bien con estas pruebas, para que Dios saque de nuestras almas toda la gloria que se haya propuesto. Yo todos o casi todos los días rezo el vía crucis por esta intención, porque como el bocado es gordo, es preciso reforzarse bien para pasarlo. Pero, mirando al Señor se adquieren fuerzas ¡y tantas!

Abraza a usted con todas esa Madres y Hermanas su hermana

Mª del Sagrado Corazón.

Carta a la M. María de la Paz (nov.1890)

Rafaela María tiene una sensibilidad exquisita para hallar a Dios en todo y en todos. La experiencia de la inmensidad del mar la lleva a contemplar la grandeza de Dios y al mismo tiempo su cercana presencia en la Eucaristía, sobre todo en la comunión. "Podría decirse que esa síntesis, admiración ante el Dios inmenso y amor humilde a su presencia cercana, está en la base de la vida espiritual de Santa Rafaela María" - Inmaculada Yañez, ACI -.

Querida María de la Paz: Su carta me complació mucho y espero otra tan larga y pronto.

Ya me figuraba yo que tan grande le había de ser la vista al mar. ¡Que omnipotencia la de Dios! ¡Qué dicha tener un Dios tan grande! Y a ese Dios tan inmenso lo hemos de poseer en su lleno por toda la eternidad, y ahora lo poseemos en el Santísimo Sacramento y viene todos los días a nuestro corazón. Esto sí que es un mar sin fondo.

Abraza a usted

María del Sagrado Corazón, E.C.J.