Carta a la M. María de la Paz (nov.1890)

Rafaela María tiene una sensibilidad exquisita para hallar a Dios en todo y en todos. La experiencia de la inmensidad del mar la lleva a contemplar la grandeza de Dios y al mismo tiempo su cercana presencia en la Eucaristía, sobre todo en la comunión. "Podría decirse que esa síntesis, admiración ante el Dios inmenso y amor humilde a su presencia cercana, está en la base de la vida espiritual de Santa Rafaela María" - Inmaculada Yañez, ACI -.

Querida María de la Paz: Su carta me complació mucho y espero otra tan larga y pronto.

Ya me figuraba yo que tan grande le había de ser la vista al mar. ¡Que omnipotencia la de Dios! ¡Qué dicha tener un Dios tan grande! Y a ese Dios tan inmenso lo hemos de poseer en su lleno por toda la eternidad, y ahora lo poseemos en el Santísimo Sacramento y viene todos los días a nuestro corazón. Esto sí que es un mar sin fondo.

Abraza a usted

María del Sagrado Corazón, E.C.J.

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